Con veinte años y cuatro libros publicados, ya no se puede considerar como una «joven promesa». Un excelente narrador, rápido, intuitivo y certero, capaz de meterse en la piel de sus personajes y sintonizar con el lector de cualquier edad. Porque de lo que habla es de sentimientos. Y alcanza a tocar con los dedos esa fibra mágica que late dentro de todos nosotros y nosotras. |